lunes, 1 de septiembre de 2008

Sobre la Arena

Arena de los huesos rotos
De la historia multiplicada al infinito,
De las penas lloradas en silencio,
Lágrimas de duelo en solitario,
Sobre la arena una flor marchitándose de olvido,
Una palabra en boca del errante,
Un recuerdo sabor azufre,
El andar cansado de la vieja,
Los pasos tambaleantes del borracho
La carrera loca del chamaco.
Arena de los olvidados,
De los que purgan penitencias en hogueras,
Los que emigran en pos de la nostalgia,
De esos que dejan cicatrices en los labios,
Dulces asesinos de inocencias,
Los necios que inventan soledades,
Los que intentan esconderse bajo piedras.
Sobre la arena están los solitarios,
Los que llevan el corazón sin ataduras,
Lo que encuentran abrigo en la nostalgia,
Los hambrientos de venganza,
Ahorcados que renacen con la lluvia.
Arena que es refugio de fantasmas,
Hogar de los ausentes,
Escondite de inocentes,
Sobre la arena el olvido llega pronto
Secamos nuestro llanto con el polvo
Enterramos la tristeza en los barrancos.
Arena que es objeto de placeres,
De sombras que habitan en almendros,
De una lágrima atrapada entre la hierba.
Sobre la arena los recuerdos libres,
La necedad de andar descalzo
Los ojos inyectados de locura
Un par de borrachos delirantes
Arena que se entrega con cautela,
Que pronuncia letanías de amargura,
Que marchita juventudes en licores,
Que oculta sus encantos de los cuervos.
Sobre la arena un animal rabioso,
El insurrecto Huatla pistola en mano,
Un líder sindical mordiendo un hueso,
La bala que mató al amotinado,
La estupidez del cruel incendio.
Arena, mosaico de colores,
Ventana de sabores,
Capricho de una nube necia,
Último refugio de mis ojos.

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